Roberto
Blanco Moheno en su libro TLATELOLCO
Historia de una Infamia, narra con exquisita nitidez las circunstancias que
fueron construyendo la Infamia cometida aquel 2 de Octubre de 1968.
En
uno de sus capítulos, encontré esta hermosa carta escrita a Fidel Castro, por
el poeta Carlos Manuel Pellecer, y con un pensamiento digno del mismo autor:
“Los
comunistas, cierto, no han ahorrado medios para deshonrarme, pero suelen
engañarse, cuando al amontonar insultos creen construir sepulcros políticos. Si
acaso, los túmulos que levantan con sus injurias resultan sepulturas para
quienes han estado a su servicio, pero yo jamás lo estuve”.
“La
carta que cierra esta incursión doliente por la magnifica tierra cubana, cuya
liberación temo porque las pasiones, como en España, derramarían otra vez mucha
sangre, dice así:
Fidel
Hace algunos años usted declaro que la Historia
lo absolvería. Las ideas que entonces defendió con riesgo de su vida son ideas
amadas por todos los hombres, en todos los países y en todos los tiempos.
Sus afirmaciones tuvieron el merito de
transcender y su voz pareció la expresión de todos los pueblos americanos.
Así, desde el Moncada hasta el
derrocamiento de batista, pasando por la cárcel, el exilio y la lucha en las montañas,
los gestos suyos se aplaudieron en la
América Latina: Y por un momento
marcaron rumbo a los destinos populares. Más no es lo mismo en combatiente
valeroso, Fidel, que una persona cargada de vanidad, y aligerada de escrúpulos.
Las promesas al pueblo de cuba hechas por
la revolución que no es propiedad suya, sino fruto de la historia que se abona
con sangre y sufrimiento de millones de cubanos han dejado de ser hermosas para
convertirse en meras balandronadas personales y en humillaciones que yo no he
creído, Fidel, que fuera usted capaz de aceptar .
Usted dio a la lucha insurgente una
consigna de gran transcendencia: “LIBERTAD O MUERTE”. ¿Donde esta la libertada de cuba? Usted
cambio esa consigna por otra que pareció oportuna: “PATRIA O MUERTE?. ¿Dónde
esta la patria, Fidel?
Patria es un pedazo de tierra poblada por
hermanos donde se pueda sonreír y soñar. Es nuestra casa y nuestro campo, donde
nadie pueda importunarnos, ni dictar nuestra conducta, donde trabajamos para
que ninguno falte de pan, vestido y techo. Es el lar de nuestros muertos, la cuna de nuestros hijos, donde
podemos pensar y actuar en el marco de las instituciones y de la ordenación
jurídica que rige la comunidad que constituimos.
Patria es nuestro mar. Nuestro cielo, el
aire que respiramos, la lluvia el viento tempestuoso, el roció de las mañanas;
el bosque, el rio, las aldeas y el camino; la manera de hablar y las canciones. Patria es el poder y la gloria, nuestra familia, nuestro honor y
nuestra esperanza. Patria es eso y mucho mas, pero que solo nosotros podemos
amar tan emocionadamente, y por ello podemos entendernos entre si.
¿Cuantos cubanos tienen hoy ese pedazo de
tierra? ¿Que hay de eso, Fidel?. Explíquelo a quienes creímos en usted como en un orgulloso corazón
de América; a quienes le creímos violento pero generoso; audaz y justiciero, libertador y héroe. Usted
y yo hemos pasado por la cárcel: sabemos como es triste que nos racionen la luz
del día. Usted y yo hemos vivido en el destierro; sabemos como abruma el alma
recibir la aurora en un paisaje que no es el nuestro.
Usted y yo, por mandatos de tiranos, hemos visto de
frente la muerte. Ambos hemos creído nuestra juventud trunca, por mandatos
arbitrarios, y en el fondo de nuestras convicciones, nos habremos jurado que
algún día eso no iba a repetirse para ningún patriota.
Pero usted ha olvidado todo eso. Yo lo
recuerdo bien con la fuerza y el vigor de la vida, y me digo que nadie- ni
usted- tiene derecho a quebrantar la vida, la libertad, ni el sueño de los
hombres que como patria aman a cuba.
En tierra ennoblecida por la sangre de Martí
y de Maceo y los Mambises, es ahora una tierra a la que mancharon con chantaje.
Humillada.
Los soviéticos engreídos, como ignoran la libertad,
no la quieren para los pueblos. Desconocen la dulzura de la isla y su paisaje. Vinieron
amargarle con provocaciones. Se burlaron de usted. Negaron sus promesas, rieron con cinismo, tras escupir
sobre las blancas playas.
Sin opción desgarraron el honor de Cuba
que estaba recuperado. Usted, Fidel, no
dispuso nada. No le dejaron opinar. Le impusieron ordenes igual que a un
criado. Ordenes de doblar la frente que nosotros creíamos indoblegable.
En Cuba se mata, se encarcela, se
persigue. Y falta el pan, el arroz, el jabón, la electricidad y la
independencia. Usted sacrifico todo eso a cambio de palabras vanas.
Estoy seguro, en Cuba, todavía se sueña y
por lo mismo se canta y se baila como en los peores días de la colonia, en
espera de resurrección. Usted, Fidel, ya no es el símbolo de esos sueños; al
contrario, amenaza la bondad de los mismos.
Al que lo dude, que cuente las descargas en el paredón; que cuente los
niños sin hogar rodando por el mundo; que cuente los rostros enlutados; que
cuente los presos políticos; no se haga ilusiones,
FIDEL.
A usted un día de marzo de este año (1962)
le arrojaron a los pies, el cadáver de un hombre vivo a quien sus antiguos
camaradas le arrancaron la honra. Era un hombre ejemplar, patriota, hijo de
patriotas, nieto de patriotas; y firme como las rocas frente al embate de las
olas . Se llamaba ANIBAL ESCALANTE.
Lo arrojaron a sus pies como un trofeo. Le
arrojaron a los pies otros cadáveres de patriotas, y de militantes a quienes se
asesinan o se deshonran.
No será nunca una garantía ni para su
poder ni para su vida, FIDEL. Cuando sepan que usted pesa menos, cuando halla
colmado con desilusiones la credibilidad de las masas, cuando usted esté
inmovilizado por la sangre y las lágrimas de quienes le hallan maldecido,
entonces llegará la orden tenebrosa y usted se hundirá em el minuto que Moscu
decrete.
Querrá retroceder y será tarde. Su amigo
Mikoyan, estará de nuevo en Cuba, posiblemente. Esta vez no habrá venido a
sofocar la última indignación, la última rebeldía, como ahora. ¡NO! reunirá asambleas para decir como
usted se creyó grande, como fue vanidoso por que usted no era ni siquiera un Dios pequeño.
Tal vez, en
el mejor de los casos. Es más probable que llegue a extraerle con escarnio de
una tumba, describa los fusilamientos, las arbitrariedades, ordenadas por
usted, antes que su cuerpo sea cubierto definitivamente por el lodo.
Las historias de los hombres dignos no es
esta en el partido comunista. Cierto usted es un comunista nuevo y a perdido la
dignidad, y por ello le tratan como un títere. No espere que sean compasivos.
Su destino esta marcado por el propio sistema que usted impone a cuba.
Resentido por que no pudo dar LIBERTAD a Cuba ni construir la PATRIA soberana
que todos queríamos.
La alternativa MUERTE ya no existe, FIDEL.
Usted se puso de rodillas ante un IDOLO perverso, implacable, para que le
salvara la vida y con ello se ha hecho repugnante para los hombres que en AMÉRICA continuamos AMANDO LAS PATRIAS CON QUE SOÑARA BOLIVAR y creyendo en el
fogoso pensamiento de José Martí.
Ahora que he librado mi conciencia de las
duras cadenas del comunismo, la imagen suya, FIDEL ---- gigante de la
independencia ---- , es en realidad mezquina, enana; y el brillo solar de Cuba,
que usted reflejó en otro tiempo, se hace siniestramente triste.
FIDEL, el que fuera TITAN, es un fantasma.
Ahora, AMERICA no tiene ejemplos en Cuba;
solo se aturde, con montañas de palabras y se horroriza con el campo sembrado
de cruces y de miserias”
Carlos Manuel Pellecer
Hermosa
Carta, rescatada por Blanco Moheno, y quien remata al final de la misma con la
siguiente reflexión:
“Pues
nunca fui fanático de nada, tengo la ventaja de no cargar cadenas que romper.
Pero la carta, justa y precisa como una maldición bíblica, tiene una dolorosa
belleza y un dejo amarguísimo de frustración. En una cosa no estoy de acuerdo
con el escritor guatemalteco. Cuando dice que “ahora América no tiene ejemplos
en Cuba”. ¡Al contrario! el ejemplo de Cuba ha de salvarnos de los violentos,
de los fanáticos, de los asesinos, de los soplones, de los torturadores, de los
que venderían a su madre a cambio de poder. Amo demasiado a México para imaginar
siquiera semejante horror. Y sé decir por mi una cosa nomás: QUE NO VERÍA
SEMEJANTE DÍA POR QUE PARA ENTONCES YO ESTARÍA MUERTO ¡FELIZMENTE MUERTO!”
Roberto Blanco Moheno
La herencia de Cuba a otros países, solo ha sido muerte, pobreza y el poder en manos de tiranos, que se perpetúan y con ello, aniquilan el pensamiento de Bolivar, LA LIBERTAD DEL HOMBRE CON DIGNIDAD Y CONSTRUYENDO PATRIA.
Alan Ponce